Hace un tiempo, tuve la fortuna de encontrarme con las lecturas de la poeta Nicaragüense Gioconda Belli. Exiliada y revolucionaria. En las inmediaciones de su poesía pude encontrarme con la concienciación femenina y a la problemática a la que se hace alusión en este artículo.
La literatura está hecha desde las entrañas, desde el dolor que cohabita en nosotros. Al encontrarme con el poema de Belli titulado *Eva advierte sobre las manzanas pensé en la radiografía de la situación de muchas mujeres en Colombia al oír y compartir variadas experiencias. En este poema se vislumbran tres momentos claves con relación al desamor, la toma de decisiones y la transformación de la conciencia.
En el primer momento relacionado con el desamor, podemos observar en estos versos a la soledad hecha palabra, grito silencioso. ¿Cuántas veces mujeres y hombres nos hemos visto abocados en esta misma situación? Nos desgastamos en esperanzas de la tibieza de la compañía del otro y cambio encontramos confusión, desazón: “Me desgasté como piedra de río. / Tantas veces pasaste por encima de mis murmullos, / de mis gritos, /abandonándome en la selva de tus confusiones/sin lámpara, ni piedras para hacer fuego y calentarme, /o adivinar el rumbo de tu sombra”.
En el segundo momento del poema se encuentra un giro crucial: La decisión, decir adiós aún con el corazón hecho fuego. Hay un latir, pero también hay furia y torbellino. Marcharse y no mirar atrás por el temor de arrepentirse “Por eso un día, /vi por última vez/tu figura recostada en el rojo fondo de la habitación/donde conocí más furia que ternura/y te dije adiós/desde el caliente fondo de mis entrañas, /desde el río de lava de mi corazón”. ¿Y por qué decimos adiós? Lo hacemos por la falta de reciprocidad, por la falta de comunicarnos con el otro, en ocasiones por violencia, falta de respeto y miedo a estar solos, quizás también por el miedo al compromiso. En estos versos nos avocamos a un despertar, a entrar a la realidad.
En el tercer momento, podríamos hablar de una transformación de la conciencia. Ya no somos las Eva comiendo una manzana para descubrir los falsos paraísos. Y es aquí donde Gioconda como una Eva del Génesis toma la manzana para cuestionarla y no comérselas a ciegas. Ya tuvimos demasiado tiempo para promesas edénicas: “Para nunca jamás/esta Eva verá espejismos de paraíso/no morderá manzanas dulces y peligrosas, /orgullosas, /soberbias, /inadecuadas/para el amor” de esta transformación podemos hablar de una cuestión de aprendizaje.
Sin embargo, surge en mí una preocupación por los silenciosos del dolor, de los que tienen miedo, de los que son indiferentes y de los egocéntricos. ¿Será que estos hacen parte de las Evas de espejismos como lo plantea Belli? Creo que la reflexión se plantea con los interrogantes sin respuesta que menciono entre líneas. ¿Conocen otro tipo de escritores y textos que aborden las temáticas acá mencionadas? Cuéntanos aquí.
*Tomado de http://www.elortiba.org/belli.html
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