Quillango Editores

🎉 Obtenga descuentos todos los días suscribiéndose a nuestro boletín de noticias y ofertas.
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Estuvimos conversando con nuestra directora editorial Andrea Figueroa quien nos habló de las implicaciones de ser mujer, escritora y editora en un país como Colombia en donde las plataformas digitales, la televisión, y la desinformación relega en ocasiones al libro y a la lectura.

¿Quién es Andrea Figueroa?

Soy una mujer con muchos sueños, pero con los pies bien puestos sobre la tierra. Soy la mamá de Violetta de siete años y un gato negro. Tengo una inmensa vocación por la enseñanza, he sido profe durante 14 años, pues comencé muy joven. Escribía a escondidas, en medio de chispazos que llegaban por momentos, ahora una devota escritora que ya no escribe para esconderse y una editora, hilandera, o tejedora, pues eso es lo que hace con las palabras, unir, tejer historias y por supuesto crear esas conexiones con los escritores para llegar a muchos más lectores exaltando nuestra tradición literaria latinoamericana.

¿Consideras que hay factores diferenciales en cuestiones de género en el oficio de la edición en un país como Colombia?

He tanteado el terreno con mucha cautela, paso a paso. Me alejé durante mucho tiempo de los reflectores de la escena literaria bogotana después de asistir a cuanto recital y evento literario hubiese a mi paso. Puedo contar múltiples anécdotas, por ejemplo al asistir a los talleres de escritura me podía dar cuenta de que a veces al hombre se le daba un lugar más privilegiado como cuentista, incluso por la apariencia personal. Recuerdo una vez en una lectura hace unos años en la Universidad del Rosario, quien fue mi tutor en aquel momento, me dijo que “no pensará en aparecérseme en la lectura con esos trajes de “Terlenca” que yo usaba” pues en aquel momento yo era profesora de un colegio y llegaba a los talleres con el uniforme que debía usar en mi trabajo.  En muchas ocasiones sobre la mujer recae ese peso de la sexualización y la cosificación en el ámbito literario y escritural, he tenido que ver como en ocasiones se eligen talleristas o becarias dentro de diferentes convocatorias como si fueran “casting”.  Incluso he sabido de historias que en eventos públicos a las escritoras se les silencia o no se les pone cuidado a lo que dice, esto es hostil, aunque no siempre se dan estas situaciones, es también mi manera de denuncia y protesta. Cómo editora no lo he sentido tanto. Las mujeres que nos han antecedido en el campo de la edición nos han heredado una tradición poderosa como lo indican en el epígrafe del libro “Ellas editan” de Margarita Valencia y Paula Marín. Estas mujeres poderosas que nos menciona el libro nos han privilegiado este lugar más apacible a través de la constante lucha y la enseñanza de trabajar codo a codo en un ámbito que en un principio era más para los hombres. Creo en la equidad, y valoro todo el trabajo, pues todos tenemos en nosotros mismos energía masculina y femenina, hay que creer en ello y reconocerla en todos nuestros ámbitos diarios.

Si es así, ¿porqué dentro de las publicaciones de Quillango encontramos publicaciones que en su mayoría pertenecen a los hombres?

Bueno, no sé que tan deliberado sea (Risas) Sin hacer grandes aspavientos, los escritores han llegado ya sea porque me conocieron de tiempo atrás y conocen mi trabajo con la palabra. Otros han llegado por el voz a voz, por las pautas que se hace en las redes sociales o por medios de comunicación que han sido muy benévolos conmigo como por ejemplo el periódico El Espectador y su editor de cultura Fernando Araújo quien me ha abierto la puerta para dar a conocer el proyecto. Pocas escritoras se han acercado con el propósito, tengo dos en la mira, espero acordar con ellas un plan editorial y por supuesto que lleguen muchas personas. En mi editorial no hay distinciones, por lo contrario, soy fiel creyente de que todos tenemos una historia por contar sin importar géneros, grupos étnicos y religiosos. La literatura no se mide por estos estándares. La verdadera literatura es la que se hace desde las entrañas, desde las tripas.

¿Cómo empieza tu trayectoria como editora?

Creo que no tengo la noción exactamente. Sin embargo, en mi carrera de docente de Inglés y Lengua Castellana la constante es la escritura. Siempre que ponía a mis estudiantes a escribir, me gustaba sentarme con ellos, coger sus textos, sugerirles, hablarles de qué otra manera podían concebirlos. Llamaba a uno por uno a mi escritorio y ellos llegaban con entusiasmo a mostrarme sus textos, a decirme que habían sido muy cuidadosos en el momento de escoger las palabras o tildarlas. Cada palabra mal escrita se las hacía repetir cinco veces  (Risas). Muchos de ellos asumían la corrección como una manera de aprendizaje, otros se frustraban y decían que no eran muy buenos para ello y siempre los alentaba a observar el entorno y a escribir, creo que esta experiencia me nutrió demasiado. Por otro lado, comencé a desarrollar un poco más de agudeza  con los talleres de escritura y con la maestría en Creación Literaria de la que soy egresada. Es allí donde uno toma más conciencia de como se concibe el acto de escribir, organiza sus ideas, obtiene lecturas tanto teóricas como literarias, yo no creo que para ser escritor se necesite de un taller o una maestría, pero en mi caso particular si lo necesité porque necesitaba ampliar mi panorama. Ocurre algo muy bonito y es que en este tipo de escenarios se propone un ejercicio y luego el profesor y los compañeros lo leen en conjunto y es allí donde se ve la esencia de la edición: Si una historia realmente engancha al lector, si el lector podría aceptar el pacto ficcional que propone el escritor, si la historia tiene verosimilitud… y es allí donde uno se nutre de la lectura del otro y aprende a tolerar sus frustraciones como escritor y sobre todo a salir de los lugares comunes que  a veces y sin querer los podemos traer de vuelta.

¿Pensaste que era una locura ser editora y tener tu propia editorial?

Si me visualicé trabajando para una editorial pero no teniendo una editorial propia. Incluso a veces me postulaba en esas vacantes sin tener éxito alguno. También con mis obras literarias toqué varias puertas, varios concursos y no pasaba de ser finalista. Cuando conozco a mi ex socio me dice que si yo escribo debería tener una editorial propia a lo que yo le dije que no, que si estaba chiflado, que yo veía que esos proyectos no se movían mucho o que había visto muchos fracasar. Me insistió, no sabes cuanto y vi viable la propuesta. Se comenzó sin mucho dinero, convocamos a escritores, artistas y fotógrafos para hacer una revista digital, la impresión de una revisa a color en Colombia tiene precios exorbitantes, nos la arreglamos y con Kudos volumen uno hicimos el lanzamiento de Quillango Editores en Casa Tomada donde mi amiga librera Ana María Aragón siempre nos ha abierto las puertas. Mi formación también se ha consolidado en este campo con mucha bibliografía, además de que fui becaria del taller de Gestión Editorial con IDARTES.

¿Por qué Quillango?

La palabra texto viene del latín “Textum” que significa Tejer. Eduardo Galeano afirma que somos tejidos que andan. A partir de allí, busqué muchas maneras de decir tejer, en diferentes idiomas, lenguas especialmente nativas latinoamericanas, quería un nombre que tuviera una identidad propia y que generara recordación pero ninguno terminaba por convencerme, había unos impronunciables. Buscando inspiración en la magia que hace Cortázar, busqué dentro de su biografía de Cortázar de la A- a la Z y allí encontré un Quillango, a lo que él denominaba un inmenso león espumoso el cual se iba a poner como una capa como los indios patagones. El quillango es un tejido de pieles de animales y fibras naturales que usaban en la Tierra del Fuego. Cuando hice este descubrimiento me maravillé, sentí que esto no era deliberado ni casualidad y de ahí deviene el logo de la editorial: Tejemos historias, y yo como editora soy la hilandera.

¿Qué hace un editor?

En las grandes editoriales es otro cuento. En las editoriales independientes el editor hace cosas inimaginables. Escoge y evalúa las obras, hace toda la parte de mercadeo, publicidad, pautas, maneja redes sociales, bueno, esto ya lo tengo resuelto. Negocia, oferta los libros, corrige y edita los textos, contrata a sus diseñadores, ilustradores e impresores. Entrega pedidos, es mensajero, ustedes me vieran en las bodegas entregando los libros (Risas) mantiene relación con las librerías, libreros, lleva las cuentas… la tarea nunca acaba.

Tal vez te interese leer: Poesía y feminidad: Gioconda Belli, una Eva que nos advierte sobre las manzanas

¿Qué consejos das a las personas que quieran escribir o editar?

Hagan lo que hagan nunca dejen de hacerlo con amor. De la constancia y el empeño depende de qué tan lejos queramos llegar. Se debe tener carisma, escuchar al otro, leer, muchas lecturas. Tengan un rigor en la escritura, es algo que no se consigue como por arte de magia ni deliberadamente. Nunca dejen de creer en sus sueños y es indispensable que se junten con personas con quienes puedan trabajar codo a codo. No importa cuantas veces deban golpear puertas, sean incansables.

El próximo 30 de enero estaré conversando con editores sobre el oficio de editar a las 7:00 p.m en el Facebook Live de Quillango Editores. 

Síguenos en nuestra Fan Page en Facebook

3 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *